La educación emocional desde edades tempranas ha cobrado mucha importancia en los últimos años. Y es que se trata de un proceso continuo que tiene un gran peso en el desarrollo del bienestar emocional y social de las personas.
Dentro de todo lo que abarca la educación emocional, podemos encontrar el desarrollo de la empatía. Según Hoffman (1975), la empatía es la capacidad innata de reconocer y asistir a las necesidades emocionales de los demás. Esta nos permite pues, conectar con otras personas u otros seres, favoreciendo así el desarrollo de conductas prosociales y reduciendo las conductas agresivas.
Respecto al desarrollo de la empatía en edades tempranas, los animales pueden jugar un papel muy importante. Ya Serpell en 1999 mencionaba que la interacción con animales puede potenciar conductas de cuidado, compañerismo, confort y seguridad en los niños/as; lo cual tiene al mismo tiempo un impacto positivo en sus relaciones humanas, y retroalimenta la empatía. En relación a esto, Sauquet (2014) aboga por una educación basada en la empatía hacia los seres vivos desde educación infantil, con el objetivo de promover los valores de respeto y las relaciones positivas.
Por lo tanto, incluir el buen trato hacia los seres vivos dentro de la educación emocional puede generar aspectos beneficiosos tanto para el desarrollo de los y las niñas, como también para el desarrollo de la sociedad en general.
Referencias:
Hoffman, M. L. (1975). Developmental synthesis of affect and cognition and its interplay for altruistic motivation. Developmental Psychology, 11, 607-622.
Sauquet, T. (2014). Empatía hacia los animales: ¿Innato o adquirido? Una aproximación teórica a la educación infantil en los valores de empatía y respeto hacia los animales. Fundación MONA. Doi: 10.13140 / RG.2.1.2182.8646
Serpell, J. (1999). Animals in children’s lives. Society and Animals, 7, 87-93.
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